martes, 7 de julio de 2015

Una Espiritualidad práctica.

La Respuesta Curativa.

El camino verde del corazón es en esencia, práctico. Su espiritualidad se refleja con intensidad y sutileza en la vida ordinaria, en la vida de todos los días. Podríamos decir que su espíritu refulge en las hornallas de tu cocina, en la mesa de tu jardín, en el piso de tu living, en la tibieza de tu cama o en la mesa de la oficina de tu trabajo. Porque esencialmente donde sea que esté tu corazón ahí está la vida misma. No importa donde te encuentres, siempre que el corazón  te acompañe, estarás en comunicación con tu Esencia. Meditar en un monasterio alejados del ruido de la ciudad puede ser mucho más adecuado que meditar en una ciudad. Descubrir el espíritu de la naturaleza es mucho más potente si sales a caminar por un campo despejado o un bosque húmedo y brumoso. Abrazar la inmensidad  del mar sin dudas es una de las experiencias más hermosas y líricas para nuestro corazón cuando el estrés amenaza con romper los nervios. 




Las plantas TE sensibilizan los sentidos. Por eso curan.
Despiertan tus ojos con su verde brillantez.

Tocan tu paladar con su flujo tibio de savia antigua.

Abren tus manos con sus distintas texturas.
Abrazan tu olfato con sus olores pletóricos de vida.
Danzan en tus oídos con los vientos que las mueven.

Nos curan del olvido.

Nos recuerdan lo que es estar plenamente vivos.

Plantados en la trama vital que nos anima.
En la Esencia de lo que Es.



Muchas veces no podemos irnos a meditar en una montaña, o por otras razones temporales o físicas los espacios naturales no son lo que más cerca tenemos. Mientras tanto, lo que sí tenemos son las plantas. 

¿Qué tienen en común las plantas y el corazón?
Son conectoras. Conectan, comunican, circulan la información entre los distintos planos de la consciencia. Desde la perspectiva chamánica podemos decir que comunican los tres mundos. Desde la perspectiva contemplativa cristiana podemos decir que accedemos a la comunión sagrada con Dios a través del rezo o la meditación.

Mientras tanto...

La medicina de los yuyos se despierta y desayuna en la cocina de nuestra casa, recibe al sol galopante en el jardín o se baña con la lluvia en el balcón de tu departamento de ciudad. Como sea, las plantas nos encuentran para sensibilizarnos.Las plantas enseñan a responder curativamente. Su inteligencia natural va despertando el reservorio de saber substancial en nuestro interior. Esa inteligencia natural refleja la inteligencia original del universo y sus vínculos. La farmacia innata que posee el cuerpo comienza a recordar como encontrar el equilibrio en momentos de estrés. Las plantas cumplen con esta misión, recordarle al cuerpo como encender su propia medicina.

Entonces...
Elije una taza y pregúntale a tu corazón que yuyo o hierba necesitas.
Vive tu día como lo haces siempre. Solo presta atención hacia que planta o yuyo te sientes atraída. Té verde? Diente de León? Té de Lavanda? sigue esa pista,
y descansa.


En esa pausa sagrada

aprendo a recibir la vida

que sabe a plantas, a yuyos
a tierra mojada, a pasto, 
a viento, a sol.
Ese instante es mi templo
no conozco otro Dios que eso
y a Eso me ofrendo.



Gratitud
Por todas nosotras.

Rueda Medicinal del Sol Radiante.
Las Curanderas del Corazón.